En la calle una señora se me acerco y me pidio que esperara con ella hasta que llegara su familiar a recogerla. Dijo que tenia miedo. Acepté y después de un silencio raro (no necesariamente incómodo), le pregunté que hacia en ese lugar. Me respondió que vendía dulces durante las reuniones de alcohólicos anónimos que se llevan a cabo en el segundo piso de un edificio feo que aloja en la planta baja una imprenta. Los escalones de cemento se ven un poco deformes por el tiempo y el uso, la fachada esta pintada de amarillo. Antes habia unos billares en dónde no dejaban chupar...
2 comentarios:
El billar me mata de hueva. y qué pasó después??? cuenta...
se la cogió, se la cogió!!!!!!!
ah, ah, ah, ah, ah, ah!!!!!
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