domingo, agosto 26, 2007

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Este blog cumple 2 años.

lunes, agosto 20, 2007

Noche

Hablamos hasta altas horas de la noche, Las cervezas se acabaron y decidimos salir por más. En la calle hacia un frío de la chingada, los vagos se acurrucaban junto a los perros callejeros y las putas se escudaban en sus abrigos de falso mink.

Caminamos por la avenida, los carros nos echaban las luces altas y nos mentaban la madre con el claxon. Todo eso era irrelevante, éramos de hule, éramos de acero, estábamos ebrios.

En esa zona las calles estaban trazadas de manera caprichosa, como si el ingeniero que las diseñó hubiera querido que los peatones se desorientaran. Parecía un laberinto para hamsters...

Cuando regresamos al departamento ya no hablamos mucho, solo bebimos. El estéreo sonaba a un volumen bajo, por la ventana se filtraban las primeras luces de la mañana. Estábamos exhaustos, el espíritu hecho mierda y la alfombra vomitada. Los tres nos dormimos en la sala.


(para Sofía por la idea)

martes, agosto 14, 2007

Crucigrama

Entró a la sucursal y tomó un ticket con su turno impreso, era el 27. Se sentó en una de tantas sillas vacías y se puso sus audífonos. En la fila frente a el había una mujer con un escote descomunal y una cabellera rubia deslumbrante que leía un libro pequeño de color verde. "Yeats" decía en la portada.

A el le hizo gracia, no sabía si era el titulo o el autor pero le pareció que era como un sonido para demostrar desagrado: ¡Yiak!, ¡Yiuck!, ¡Arrg!, ¡Yeats!

El pizarrón electrónico emitió un sonido agudo y breve al tiempo que mostraba el número 18. Pasó una mujer delgada con cabello negro recogido en una cola de caballo con el suficiente mal gusto como para usar un vestido color azul marino y zapatos de tacón con calcetas. ¡Yeats! exclamo en voz baja y no pudo contener la risa. La mujer le lanzó una mirada iracunda.

Para pasar el tiempo se puso a contestar el crucigrama de un periódico abandonado en el asiento de junto.

El pizarrón sonó y mostró el número 19. Nadie se levanto. Volvió a sonar y mostró el 20. Un señor de traje negro, reloj de oro y bigote perfectamente cortado pasó dejando en el pasillo un olor a lavanda. La rubia levantó la mirada.

El crucigrama era difícil. Se levanto y fue a la maquina expendedora de refrescos. Puso una moneda de 10 y presionó A3 en el pequeño teclado. Una lata de Mountain Dew cayó en el deposito. Otro sonido agudo y breve se escucho y paso el número 21. Era un tipo alto sonriente, con una cabellera larguísima y vestido con jeans y camiseta negra.

Sonó el teléfono celular. Quedó de verse con Elisa a las nueve en el café de siempre. Volvió al crucigrama y solo levantaba la vista cuando el pizarrón llamaba de nuevo.

Llego el turno 26 y la rubia se levantó apresurada olvidando el libro en la silla. La observó mientras discutía con el empleado pensando en tomar el libro y entregarselo. La rubia dio la vuelta y volvió a su asiento. Al ver su libro lanzó una exclamación.

El pizarrón marcó el turno 27. Dejo a un lado el periódico, se quitó los audífonos y fue a la ventanilla. 10 minutos después salió a la calle.

Adentró la rubia cambió de asiento y tomo el periódico. Vio el crucigrama incompleto y saco una pluma de su bolsa.

Empezó con horizontal 6: Poner una cosa junto a otra.

Pastichio

Let roar these fears,to the whore of my tears
I will swallow poison, until I grow immune
Be my reminder here that I am not alone in
Fantastic expectations, amazing revelations
Floating high above the trees one night
Whilst you conquer more orifices
It's been seven hours and fifteen days
You got the right shoes, to get you through the night
The deepest wound is hidden
Thinner into the air
The price of loving life, does not come cheap.

jueves, agosto 09, 2007

No puedo creer que lo digo yo...

A veces la tristeza se diluye rápido (sin necesidad de cerveza).
No huyo. Me quedo.

martes, agosto 07, 2007

Temblores

Es como si tuviera una nube sobre mi cabeza. No puedo pensar bien, no puedo hacer nada. Me invadio la tristeza y a nadie le importa, eso esta bien porque es problema mio.

lunes, agosto 06, 2007

Jardines del tiempo

Finalmente sucedió. El viento hacia chirriar los rehiletes mientras ella se perdia de vista para siempre. Al final todo quedó cubierto de flores.