Cuando Eugenia se despertó, no tenía ganas de volver a tocar una botella de alcohol por mucho tiempo. Se dio la vuelta alejandose del charco de vomito y vio a Julio acostado a unos centímetros de ella sonriendo como imbecil.
-No soporto el dolor de cabeza.
Julio hizo una mueca maliciosa.
-¿Quieres un dulce?
-Si.
-¿Chicle o paleta?
-Paleta.
-Toma.
Recibio una paleta en forma de cerveza y nada más de verla las nauseas volvieron.
-No mames, toma tu pinche paleta, me dierón nauseas otra vez.
Julio riendose le dijo: ¡Chale, no aprecias una ironía de caramelo macizo!
1 comentario:
Jajajaja. Yo apoyo a tu hermana.
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