domingo, julio 22, 2007

Teresa

Permanece acostada recargada sobre su brazo derecho. Respira con dificultad, creo que llora. Casi no puede hablar, esta extremadamente delgada, debe pesar como 30 kg. Tiene el pelo corto y escaso.
¿Que pensará? Solo habla lo necesario. ¿Estará enojada? ¿Indiferente? ¿Harta del jazz suave que pone mi madre todo el día? ¿Los medicamentos para el dolor la mantendran en un estado mental relajado?

En la pared, arriba del sillón dónde descansa hay colgados varios cuadros con fotos de ella cuando jovén, con sus hijos y más recientes con sus nietos.

Ella me cuidó de los 4 meses a los 2 años y medio y luego de los 8 a los 10, siempre me trató muy bien y me compraba paletas. Deje de frecuentar su casa cuando entré a la secundaria aunque seguia asistiendo a las fiestas y reuniones familiares. Por el 99 deje de ir casi por completo (salvo algunas excepciones no me llevo muy bien con mi familia materna). Desde entonces la veo muy poco, tal vez unas 6 o 7 veces al año. Tuvo cancer hace algunos años y aparentemente se había recuperado, pero hace como año y medio volvió. Desde entonces empezó a deteriorarse lentamente. La última vez que la visite todavía se veía relativamente bien. Ahora estoy sentado frente a ella a escasos centímetros escribiendo en una hoja, no le platico mucho porque se ve muy débil. Puse mi mano en su rodilla y parece que no lo noto. Se llama Teresa Dotor, es mi abuela materna y se le acaba el tiempo.

6 comentarios:

Rata Espinal dijo...

Eso es muy triste...

Max dijo...

Tengo pocos recuerdos de "mamita" riendo francamente. Uno de ellos es cuando yo tenía como 6 años y me empezó a dar vueltas. Me gustaría volver a verla así.

Pablo dijo...

Ahora sí chillé como puerta vieja.

Pienso qué poco tuve para mis ancianos... y el tiempo... bueno. Mi materia preferida: concientizar el dolor.

Anónimo dijo...

quiero llorar

proctorul dijo...

chale, suerte.

Citlalinushka dijo...

híjole mano, es triste.